¡Hola! Me llamo Gemma, tengo 29 años y fui diagnosticada como Trastorno del Espectro Autista Grado I (más conocido como Síndrome de Asperger), hace tan solo un año. Soy una persona creativa, inquieta intelectualmente, siempre estoy aprendiendo cosas nuevas, me encantan una variedad infinita de cosas, como los videojuegos, los libros (tanto novelas, como divulgación), los documentales de ciencia e historia, y sobre todo me encanta resolver problemas y la programación.

Antes del diagnóstico me sentía perdida, buscando constantemente un equilibrio entre mis explosiones de creatividad y motivación, y mis bloqueos depresivos. Estos últimos me acompañan desde los cinco años de edad. Aún así pase bajo el radar de psicólogos y psiquiatras porque mi rendimiento escolar era aceptable. 

Así pues, cuando empecé a no poder asistir al instituto por ansiedad, a la edad de trece años, achacada únicamente al “bullying”, estos profesionales se limitaron a tratarme psicológicamente de manera esporádica (aka mensualmente) y farmacológicamente por depresión y ansiedad. 

Llegué a la edad adulta y la situación no mejoró en la década de los veinte. Hasta que casi por casualidad me tope con la idea de las personas neurodivergentes. Así pues me aventuré en un centro para realizar un diagnóstico. Y fue la MEJOR DECISIÓN que he tomado en la vida. Ponerle nombre, comprender los síntomas, porque soy como soy, poder dejar de luchar por encajar en un mundo que no esta diseñado para gente como yo ha sido LIBERADOR y me ha hecho sentir EMPODERADA de verdad por primera vez en mi vida.